Están de los mas psicodélicos últimamente en Salason, ¡y eso nos encanta! Con el regustillo dulce de DeWolff todavía en el paladar, nos llegaban de Suecia otra banda con ese toque setentero que aquí tanto nos gusta, aunque en este caso con un punto mucho mas hard rock que los holandeses.
La noche no podía comenzar peor sin embargo. Nada mas llegar a la sala el rumor de que el cantante se encuentra indispuesto y no va a poder hacer el bolo nos sacude como un bofetón, sobre todo cuando Berto Roros nos lo confirma sobre el escenario de la abarrotada sala. Al final, aunque a veces no lo parezca, los músicos son humanos como los demás, y Jonas Âlen acabo sucumbiendo a las inclemencias del tiempo y a los enormes esfuerzos de la gira, y se tuvo que quedar en el hotel completamente afónico.
Una cosa es cierta...¡que poco nos duro el palo! En cuanto sonó la intro a un servidor ya se le pasaron los males, y es que comenzar un concierto con la BSO de "La muerte tenía un precio" demuestra muy buen gusto, pero las pocas dudas que aún tras esa intro pudieran quedar, se disiparon cuando comenzó la descarga del sonido de estos suecos, que con la increible "Rasayana", daban el pistoletazo de salida a un concierto, que como bien apuntanba Berto, iba a ser único y exclusivo por las circunstancias que desgraciadamente se habían dado. Las caras de decepción de la gente ya se habían tornado en gestos de admiración por el sonido que nos estaba brindando esta bandaza.
Durante todo el concierto nos ofrecieron hard rock muy potente. En la percusión Love Forsberg haciendo sonar la batería de modo muy setentero. En el órgano, Erik Petersson te hacía recordar en ocasiones (salvando las distancias) al gran Jon Lord, pero para mi destacaron por encima de los demás Sam Riffer al bajo y Matte Gustavsson a la guitarra.
Lo de posar los ojos en Sam al bajo es algo inevitable. Su estilismo desde luego hace que sea lo que más te llama la atención nada mas salir la banda, pero en cuanto comienza a hacer vibrar sus cuatro cuerdas ves que es mucho mas que apariencia. Me pareció imprescindible ayer su labor, sobre todo al tener que tocar sin cantante. Le dió una profundidad vital al sonido de la banda, algo que desde luego no habría conseguido cualquier bajista.
En cuanto a Matte, creo que acabó notándosele en la cara que disfrutó del concierto como un niño pequeño. Nos dejó un recital de clase, elegancia y talento a la guitarra, y evidentemente con la ausencia de Jonas al micrófono, tuvo que tomar las riendas y el protagonismo absoluto, cosa que supo hacer mejor que bien, dejándonos momentos de excelso guitarrista, y lograr admiración a las seis cuerdas es mucho en una sala que tiene el listón tan alto en cuanto a grandes guitarras.
El set list como era de imaginar fue corto, pero con temas muy largos. Todos tuvieron espacio para su lucimiento, y nos dejaron momentos para el recuerdo en temas como "Bhimpa", "Reverberations" o "Pioneers", siempre con la marcada influencia de Deep Purple, y es que había momentos en los que su propuesta al más puro estilo "Made in Japan" era muy evidente.
Tras un par de bises obligados por el impetuoso público de Cangas, la banda se retiró, y creo que pueden estár mas que satisfechos, porque comenzar la noche con semejante mazazo, y superarlo del modo que lo hicieron, es algo que no muchos podrían hacer. Nos dieron una auténtico recital, y a los dos minutos del comienzo ya nadie recordaba que faltase alguien sobre el escenario. Mucho mérito para el que ayer fué el cuarteto sueco, y muchas ganas de volver a verlos, pero en esta ocasión con la formación al completo. Sin duda tendrán que volver. ¡Nos lo deben!
Salúd y ¡Rock & Soul & Things!
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