Pues no hacía ni un año que The Fleshtones habían estado en Cangas, pero se lo debieron pasar tan bien que volvieron a Salason visiblemente motivados y con ganas de hacer uno de sus habituales fiestones sobre el escenario. No fueron los únicos que se lo debieron pasar bien aquel 6 de marzo del año pasado, porque la sala registró un Sold Out a golpe de martes.
Su nueva visita se debía a la presentación de su último LP "The Band Drinks For Free", lanzado a finales de 2016 y que es una muestra de que a pesar de sus 40 años sobre un escenario están en plena forma, algo que demostrarían sobradamente durante el concierto.
Tras la habitual presentación gamberra de Berto Roros, a eso de las 22:00h saltaba la banda al escenario con Peter Zaremba [Voz, armónica y teclados] en último lugar ataviado con su ya habitual capa. Arrancaron sin contemplaciones con "Bigger & Better", y es que joder... vaya manera de arrearnos de primeras. Todo el mundo enloqueció con los primeros acordes y esa locura no desaparecería hasta el final del bolo dos horas después.
La verdad que The Fleshtones son una banda que representa todo lo bueno del Rock: el entusiasmo, la dedicación, el baile, el espectáculo, la diversión y el talento. Todo eso lo engloban los de Queens, y es por eso que da igual las veces que los hayas visto, siempre te consiguen hacer vibrar y disfrutar de lo lindo.
Los temas del nuevo disco iban cayendo mientras ellos bailaban, saltaban, se bajaban del escenario (Peter y Ken Fox [Voz y Bajo] incluso llegaron a salír a tocar fuera de la sala) y por supuesto nos hacian girar a todos en la ruleta del talento una y otra vez. Su show es tan bueno y lo hacen con tanta dedicación que las nuevas canciones como "Suburban Roulette", "Love My Lover", “Rick Wakeman’s Cape” o "The Gasser" encajan a la maravilla en un set muy novedoso, pero al igual que los anteriores lleno de energía y Rock garagero.
Muy pocas veces te encuentras con una banda en la que todos sean tan importantes y protagonistas a la vez. Peter, Ken y Keith Streng [Voz y Guitarra] se intercambiaban una y otra vez de lugar para cantar al mismo tiempo que no dejaban de echarse hacia adelante para interactuar con el público, mientras Bill Milhizer [Batería] lejos de quedarse arrinconado al fondo, se levantaba continuamente para girar en la ruleta entre clase y clase de swing a las baquetas.
Ya casi al final del concierto, con Peter en pleno éxtasis, saltando sobre la gente para sobrevolar la sala (por segundo año consecutivo), acabó por poner de rodillas a las casi 200 almas que allí estabamos, mientras él tumbado sobre el escenario calentaba el ambiente que estallaría por completo con "My Kinda Lovin'", "Alright", "She Said Yeah" y por supuesto coreando el "La la la la" ¡Brutales!
El bolo acabó con el vocalista sobre la barra y todo el mundo preguntándose como puede ser que a su edad ofrezcan semejante derroche de energía sobre un escenario. Que una banda legendaria de New York como lo son ellos, llegue a una sala de un pueblo de menos de 30.000 habitantes y se deje el alma como ellos lo hicieron es una lección que muchos músicos deberían aprender. Llevan 40 años sobre las tablas y seguirán todo el que ellos quieran porque la pasión por lo que hacen se palpa y sin duda les llena de energía, tanta que no se limitan como otras bandas de su época a tocar sus viejos clásicos, sino que siguen componiendo y lo siguen haciendo de miedo. Estoy seguro de que volverán con nuevo disco bajo el brazo y allí estaremos para paladearlo en directo.
Salud y ¡Rock & Soul & Things!
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