Nos dirigimos a Cangas con la idea de disfrutar de su voz y de su guitarra en solitario, pero al entrar en la sala y dirigir la vista al fondo, vimos que todo estaba montado, que todo estaba listo para que esos tres fenómenos que son Alberto a la batería, Miquelini al contrabajo y Alejandro en el teclado se sumaran a la fiesta. ¡Y vaya que si hubo fiesta!, tocaron como si sólo se tratase de disfrutar, de reír, de pasarlo bien... ¡cuanto arte reunido en tan poco espacio!... y sacaron lo mejor de si mismos para presentarnos las canciones de su nuevo trabajo, canciones ahora en español y dejando el acústico de lado pero con la misma esencia y categoría de trabajos anteriores. Resonaron dentro de aquellas cuatro paredes pequeñas obras de arte como 'Entre el mar tu y yo', 'Cartagena' , también un temazo dedicado a aquella chica que abría las cervezas con la boca, e incluso nos dedicó un bolero maravilloso que sirvió para que Alejandro se luciera al teclado mientras que Néstor obligado por las cosas del directo cambiaba una de las cuerdas de su guitarra y confirmaba que en esto del bolero Gardel tenía razón.
Y la razón también la tuvimos todos los que asistimos allí
pensando en que no sólo íbamos a disfrutar con su música, también hubo mucho
buen humor, historias, reflexiones y comentarios que arrancaron más de una
carcajada y nos hicieron saber entre otras cosas que si nos cruzamos con un
tipo que al vernos escupe al suelo no es culpa nuestra (perdón, pero no se
puede caer bien a todo el mundo), y por supuesto las habituales dedicatorias
'cariñosas' al bueno de Miquelini, que siempre son un buen hilo conductor para
entrelazar chiste tras chiste entre canción y canción.
También hubo tiempo para temas anteriores, 'Lost and blue' y 'Sing me' nos recordaron que poco importa si canta en inglés o en español, siempre suena igual de bien, y mientras el grupo cogía aire se dejó llevar en un arranque improvisado enlazando la mítica ‘Everybody’s talkin’ con la no menos mítica ‘Algo contigo’ para terminar después sacando su lado más gitano tal y como el dice cantando casi por soleás y rematando a golpe de platillo con el mástil de la guitarra. Un showman, espectáculo en estado puro. Unos minutos impagables, que precedían al fin de fiesta ya con todo el grupo de nuevo, que como no podía ser de otra manera se atisbaba a la vez que llegaban los cuervos mientras la sala se inundaba de unos aplausos más que merecidos a esos cuatro genios que como siempre nos dejaron con ganas de volver a disfrutar de todo ese talento que siempre nos regalan.
Salúd y ¡Rock & Soul & Things!
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