miércoles, 22 de marzo de 2017

Una nueva lección de Julián Maeso.


Inexcusable era que todavía no hubiesemos visitado la Sala Radar de Vigo, sin duda una de las que más y mejor esta programando en estos últimos meses, con una agenda orientada a casi todos los públicos, pero que para este sábado 18 de marzo nos preparó una cita ineludible para todos los que amamos el Rock... el Rock hecho con el corazón y tocado con el alma.

Julián Maeso es una debilidad... mía y creo que de cualquiera que haya tenido el placer de disfrutar de uno de sus directos, cargados de ingenio, improvisación y por supuesto mucho talento.

Nada más llegar a la acogedora sala, nos encontramos con todo preparado al fondo de la misma, y de primeras llama la atención una especie de "bunker" que Julián se fabricó con sus teclados y un precioso piano que pertenecía a la sala, y que por suerte para nosotros, no pudo evitar la tentación de desempolvar para usar en su concierto.


Sin mediar palabra, apareció la banda en el abarrotado local, se colocaron cada uno en su ubicación, y comenzaron a tocar de un modo delicioso, como si no pasase nada, como si fuese lo más sencillo y normal del mundo, mientras todos y cada uno de nosotros quedábamos mudos ante la maravilla del sonido que estos cuatro músicos lanzaban a nuestros oídos en forma de "A Song For You" de Leon Russell.

"Long Winter Drama" sonaba a continuación, y Julián sin duda se gustaba con su "nuevo" piano. Verdaderamente era una gozada observar como las cuerdas del precioso instrumento se movían a la par que sus dedos se deslizaban por el teclado. Una experiencia visual que agudizaba la ya de por si grandiosa sensación de escucharlo tocar.


Sin duda suena a tópico lo de que el set se centró sobre todo en su último álbum "Somewhere, Somehow", pero basta con decír que los primeros ocho temas del concierto fueron de este disco, para que veáis que Maeso venía claramente a presentarnos su nuevo trabajo, y la presentación no pudo ser más grata...


Como es habitual en sus directos, la improvisación y el desarrollo de los temas son parte fundamental del show, y sin duda se notaba que se encontraba cómodo, pues los continuos gestos de complicidad con el público, se complementaban con evidentes gestos que demostraban que estaba disfrutando ya fuese con la guitarra, el piano o el órgano.

Si bien es cierto que de primeras la disposición sobre el escenario parecía poner dificil las cosas a la banda, pues el guitarrista estaba casi arrinconado tras el ya famoso piano de la Radar, el resultado fue como de costumbre brillante. El bajista bien pegadito a la batería, justo tras Maeso, y el guitarrista a nuestra derecha, constantemente pendiente del director de orquesta, despegándose tan solo para deleitarnos con los buenos solos que nos brindó.


Durante el show disfrutamos de momentos de Folk, Rock, Blues, Soul, Jazz e incluso me atrevería a decir que Bossanova, y en ocasiones te hacían sentir como en un piano bar de los '70. Temas tan íntimos como "The Road Less Travelled", dejaron finálmente paso a otros más intensos como "I Must Have Been Dreaming", con los que Maeso logró encender a un público muy respetuoso, que solo se vino arriba cuando el se desató, hasta el punto de acabar clavándose un pedazo solo a las seis cuerdas mano a mano con su guitarrista.


Al final del concierto se palpaba en el ambiente la sensación de haber vivido una noche mágica, de esas que no se olvidan jamás. Este músico logra superarse en cada nueva ocasión en la que lo vemos, siempre bien rodeado y siempre derrochando talento por todos los poros de su piel. Sin duda estamos hablando de un superdotado, que logra erizarte la piel con su voz y su modo de tocar tanto las teclas como las cuerdas de una guitarra, y es que en ambas facetas nos deja siempre soberbias muestras de virtuosismo. No conozco más adejtivos para definiro... solo os puedo recomendar que os acerquéis a uno de sus conciertos y dejéis que su música hable por él.

Salud y ¡Rock & Soul & Things!


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