martes, 11 de agosto de 2015

The Pretty Things, o como la realidad supera a la leyenda


Hay bandas que tienen el extraño poder de mover una y otra vez a la gente, despertando dentro de nosotros unos sentimientos especiales que hacen que aunque nos visiten año tras año no podamos evitar acercarnos a verlas y oírlas aunque lo hagan como fue en este caso un lunes. The Pretty Things son por supuesto una de esas bandas.

No hacía ni un año que nos visitaban en Salason, y otra vez volvían a Cangas colgando de nuevo el cartel de "sold out", cosa que como ya decía antes tiene mas merito siendo como era un lunes. Esperábamos mucho de esta noche tras lo del 2014, pero nos dieron todavía mas.

Solo con que salten al escenario ya se te ponen los pelos como escarpias con ver a unos metros de ti a Phill May y Dick Taylor, este último siempre recordado por ser el hombre que dejó a los Rolling Stones, pero estoy seguro de que quien lo haya visto en directo sin duda lo recordará por su modo de tocar la guitarra, ¡aún con 72 años!











El sonido de la banda fue como un bofetón de rock and roll. Muy directo, contundente y crudo, sin aditivos y con una frescura que te cuesta creer que esta banda lleve desde 1963 sobre los escenarios. Con un Dick para mi en mejor forma todavía que en la anterior visita los clásicos fueron cayendo como si de una banda tributo se tratase ¡todo eran temazos! ¡no te dejaban ni respirar!















A pesar del calor sofocante la gente se desvivía por ellos, y la banda correspondía con su mejor versión. La poderosa voz de Phill no paraba de cantar temas míticos como "S.F. Sorrow", "Don´t Bring Me Down" o "L.S.D." que hacían saltar a la gente como si no hubiese mañana, pero muchos disfrutaron todavía mas en  su ya habitual momento de puro blues en el que Dick agarra la acústica y su slide para trasladarnos al cruce de caminos en el que Robert Johnson vendió su alma al diablo. ¡Algo grandioso esa parte del concierto!












La verdad que la mezcla de juventud y experiencia que hoy en día es The Pretty Things hacen que sea una banda que nunca defrauda, pues combinan ambas virtudes de modo que estas escuchando una banda de los sesenta con la energía de una que está comenzando. Saben como incendiar una sala y no paran hasta conseguirlo. Un buen amigo me decía que es increíble lo delgada que es la linea que separa el acabar siendo una banda mundialmente conocida como los Rolling a ser una banda legendaria pero solo para quienes amamos el rock. Sinceramente yo creo que Dick no miente cuando dice que no se arrepiente de su decisión de rechazar a "sus satánicas majestades", porque la sonrisa que tenía al acabar el concierto mientras se fotografiaba con todo aquel que se le acercaba era de pura y auténtica felicidad, como la que sentíamos todos los que tuvimos la suerte de estar allí, porque lo que esta noche vivimos fue puro y auténtico rock. Actitud y rock & roll. ¿Acaso hace falta más?

Salúd y ¡Rock & Soul & Things!



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