Nos encantan los conciertos a golpe de domingo, y no nos referimos a las sesiones vermú (que también), sino a esos bolazos que de vez en cuando nos regala alguna sala para cerrar la semana sudando frente a un escenario. En esta ocasión el regalo nos lo hizo la Sala Karma de Pontevedra, que en un horario que nos encanta (20:30h), nos traía desde Lille a Cayman Kings, una prometedora banda de Fuzz Garage y Rock llena de energía, actitud y descaro.
Nada más llegar al local te ganan con ese escenario vestido con una lona al fondo, la batería y el teclado personalizados con su nombre y el micrófono retro junto al bajo y la guitarra presidiendo la perfecta estampa que toda banda debería buscar antes de salír. En cuanto saltan a escena toda esa paz y armonía que reinaba sobre las tablas se convierte en un torbellino de Rock que irremediáblemente te recuerda a bandazas tan reconocibles como The Sonics o MC5.
Timoté Iglesias se gana con creces el adjetivo de frontman en los primeros compases del concierto. Su imagen (al igual que la de toda la banda), su arrojo y su modo de moverse e implicarse por el escenario son totalmente garageros.
La juventud de este combo francés les dota de un desparpajo y una visceralidad que no obstante logran compartir con un buen saber hacer sobre las tablas. Absolutamente todos y cada uno se dejaron unos cuantos litros de sudor en Pontevedra, pero desde la soberbia guitarra del hiperactivo Maxime Bressel, pasando por el magnífico teclado de un Guillermo Pacheco (que no resultó ser tan bueno como traductor), y sin olvidar la vibrante sección rítmica formada por Merwen Rapp al bajo y Marvin Morelle a la batería, rozaron la perfección de lo que una banda garagera debe hacer en directo.
El bolo se centró en su último trabajo “Suffering Chelsea Boots”, manejándose con descaro durante todo el concierto entre los sonidos sixties y garageros, e incluso rozando el Punk-Rock en más de una ocasión. De este modo fueron cayendo temazos como “Heavy Candy”, “Same Old”, “We Don´t Share” e incluso alguna adaptación como el mítico "Have Love Will Travel" de los Sonics. No dudaron en bajarse del escenario en cuanto tenían oportunidad, en especial Timoté, que en un par de ocasiones acabó acompañado por Maxime para montar un buen show entre la gente, con la que luego se echaron unas risas mientras firmaban discos y se sacaban fotos de lo más pintorescas.
Sin duda demostraron que ese cañón de disco que lanzaron el año pasado no es fruto de la casualidad, en directo no solo lo defienden bien, sino que lo elevan aportándole todos los ingredientes que una banda de este genero debe poseer en el cara a cara. Sin lugar a dudas estamos ante un grupo que posee todo lo que debe para ser una de las grandes del Fuzz Garage en los años venideros. ¡No les perdáis de vista!
Salud y ¡Rock & Soul & Things!
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