lunes, 29 de junio de 2015

¡Ave Caesar!


Little Caesar es una de esas bandas que sin haber alcanzado la fama de otras formaciones legendarias de su misma época, mantiene una importante legión de seguidores y esta considerada a día de hoy como una banda de culto, que a lo largo de sus numerosas giras por nuestro continente a logrado una aceptación entre el público tan grande que, como no, tenían que acabar dejandose caer por Salason.

Mientras aún apretaba el Sol veraniego en Cangas y las terrazas estaban llenas de gente disfrutando del ambiente del pueblo del Morrazo, una panda de locos por el rock se metían en una oscura sala para disfrutar de hard rock de nivel venido ni mas ni menos que desde Los Angeles.














El inicio fué arrollador, guitarras afiladas y una potente sección rítmica que crean un sonido que se quedaría corto definirlo solo como hard rock, pues tiene pinceladas de blues, toques de rock clásico y un alto nivel de punk y de grunge.

Abrieron con "Dirty Water", un tema de su último y alabado trabajo "American Dream" para luego enlazar temas de sus inicios como "Rock and Roll State", "Hard Times" o "Tastes Good To me". Sonaban como una apisonadora y la habitual chispa que salta en el público de la sala canguesa prendió el fuego antes de lo habitual, mientras Ron Young y compañía miraban atónitos la locura que estaban desatando con su música.














Con la excepción de algún tema un tanto mas romanticon que los demás como "Prisoner Of Love", el set list fué intenso y mantuvo el listón de los decibelios bien alto con clásicos como "Chain of Fools" o el genial y pegadizo "Supersonic", con el que comenzarían los bises que nos llevaron a un final en el que el sudor predominaba dejando claro a quien llegase tarde que se había bailado y brincado de lo lindo con esta mas que experimentada banda. Ya tras el concierto acabaron firmando discos y sacándose fotos con la gente con una sonrisa tan grande que cualquiera pensaría que era la primera vez que salían de gira fuera de Estados Unidos. ¡Parecian unos chiquillos!














En definitiva, da gusto ver a unos músicos tan veteranos con tal nivel de profesionalidad y de energía e ilusión encima de un escenario. Se dejaron el alma y la gente se lo devolvio convirtiendo una vez mas Salason en una auténtica bomba gracias a la conexión entre banda y público. ¡Ya podemos decir que hemos visto a Little Caesar!

Salúd y ¡Rock & Soul & Things!



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